..Y la lluvia entró por mi ventana..

Hoy lluvia, armonía entre el ser humano y precipitaciones de agua. Un viaje al fin del mundo, comienza andando con una chaqueta de gorro y unos pantalones vaqueros, ya empapados por el agua nada más salir; la dirección del cuerpo indica la parada del bus. El camino es corto pero vale la pena disfrutar cada gotita que se posa en la cara, mirar hacia arriba y sacar la lengua, sonreír sutilmente y por fin avistar la parada. Varios minutos esperando y al fin aparece el dichoso automóvil. Calados todos y cada uno de los huesos, buscas un par de monedas sueltas en el bolsillo del pantalón para pagar el viaje, el chofer esta ‘’sin cambio’’, de buena gana respondes -Da igual, quédate con esos 20 céntimos-. Dirigirse a toda prisa a un asiento y caer casi como de película, reconfortante es después de 10 minutos de viaje sentado y ya entras en calor, por el clima no hay mucha gente viajando, por ello sentirse como un valiente que se aventura aun pudiendo morir ahogado. Visualizar el bus y descubrir que los cristales están llenos de garabatos de antiguos pasajeros y ahora ser tu el que deje su huella, Sí hay donde están las carreras de gotas, recuerdas cuando eras niño y empiezas a dibujar.